domingo, 4 de julio de 2010

ESTRENO: "LA SAGA CREPÚSCULO: ECLIPSE", una saga no apta para diabéticos

Voy a contaros la auténtica verdad sobre esta película, la niegue quien la niegue. A David Slade, (el tipo, nada menos, que de “Hard Candy” y “Treinta días de oscuridad”), solo le han dejado rodar los cuatro primeros minutos de la cinta. Esos cuatro primeros minutos incontestablemente redondos, pero únicos que merecen la pena de todo el plumbeo metraje que se te cae encima después. Y es que en este arranque del filme hay nervio, suspense, intención y terror emparentado incluso con el más clásico. Tras su visionado, perfectamente filmado por el mago Aguirresarobe, cualquiera podía albergar sanas esperanzas de un giro a positivo en el espíritu de una franquicia que tras su segunda parte bien podía clasificarse como nada apta para diabéticos.

Pero supongo que cuando Stephenie Meyer, la mente literaria creadora de las aventuras de estos pseudo-chupasangres adolescentes, le echó el ojo al comienzo de esta tercera entrega de su queridísima muy reaccionaria, ultrarreligiosa e hiperconservadora saga, montó en cólera, se rasgó las vestiduras y directamente largó del plató al bueno e inspirado de Slade (aunque le respeta los créditos), y se hizo cargo ella misma (o algún correligionario) de filmar el resto.

Así, acto seguido, aparecemos en un prado lleno de flores, ¡a pleno sol! y con los acaramelados protagonistas retozones hablando de amor, matrimonio y eternidades… Y ya no nos bajamos del empalagoso burro hasta el final, que concluye en una escena calcada, con los mismos chicos hablando nuevamente de amor, matrimonio y eternidades, evidenciando un nulo avance de la trama y que hemos echado ¡dos horas! en ver como, sencillamente, no ocurre nada. En medio, unos lobos creados infográficamente que cantan ópera, tabletitas de chocolate (o más bien chocolatinas) imberbes, gestos faciales en perpetuo estreñimiento, una música de Howard Shore evidentemente olvidable, acción tacañamente racionada, paradójica pero “lógica” ausencia visual de sangre, ropas que inexplicablemente aparecen, desparecen y reaparecen en las conversiones lobeznas, mujeres lujuriosas que tientan cual Eva al bueno y puro de Adan y demás exabruptos conceptuales, ideológicos y cinematográficos y empalagosidades en sus más exponenciales variables que me hacen comprender que mi alma está irremisiblemente condenada al infierno pues en esto de los vampiros sigo prefiriendo la muy pecaminosa, lúbrica y hemoglobínica serie “True Blood”.

By Harry Callahan

NOTA: 4/10

TÍTULO ORIGINAL: Negrita“The Twilight Saga: Eclipse”


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