domingo, 7 de octubre de 2012

"EL FRAUDE": De Pretty Woman a Ugly Man


Los actores son recordados por un papel que les marca. Da igual que trates de evitarlo, diversificando tus registros. El público y la crítica, en el fondo, somos simplistas y, al final, en el obituario que se escriba de ti cuando te largues al otro barrio, serás siempre alguien gracias a aquel personaje.

En el caso de Richard Gere, su rol en "Pretty Woman" es el sambenito referente que siempre le acompañará, aunque hayan pasado más de dos décadas desde que protagonizara aquella rescritura moderna del cuento de Cenicienta. No obstante, la gracia está en que Gere, pese a sus variopintos intentos por redimensionar sus posibilidades interpretativas, el personaje de hombre de negocios sin escrúpulos es el que mejor le ajusta. Y es que, se diga lo que se diga, en "Pretty Woman", por mucho que le pese y dentro de las naif pretensiones del filme, estaba sencillamente ideal en su papel de despiadado ejecutivo liquidador de empresas, finalmente reconvertido en príncipe azul por obra y gracia de la Roberts.
Julia Roberts y Richard Gere en "Pretty Woman"
 
En la cinta del debutante Nicholas Jarecki, no hay príncipes, ni cenicientas. No es un cuento. Más bien es una pesadilla. No hay happy end, sino el reverso oscuro de una fábula, la del hombre hecho a sí mismo que para conseguir lo que quiere, no duda en cruzar líneas rojas. Pero Gere vuelve a estar soberbio como gurú capitalista, como exitoso ejecutivo desalmado. Aunque, claro, el recorrido del personaje es a la inversa, de la complicidad del espectador al desprecio más absoluto, cuando quede completamente desmitificado y expuesto.

Y si en "Pretty Woman", el colofón a la historia llegaba en su epílogo, cuando Gere, a lomos de una limusina y flores en ristre, rescataba a la princesa de ser lo que era; aquí, también el momento álgido del relato está en el modélico plano secuencia final. Pero en “El fraude” no hay redención para nadie, sino ajuste de cuentas entre matones de cuello blanco y galas benéficas, para que la rueda siga girando. Una demoledora escena final, feria de vanidades hipócritas, en base a cuyo efectismo está construida toda la película y que nos evoca el relato bíblico de los farisaicos sepulcros blanqueados.
Richard Gere en "El Fraude"

Como decía antes, más de veinte años separan a aquella pretty woman de este ugly man, que a la postre no deja de ser una suerte de reintrepretación realista del mismo personaje, entre comillas. Sin embargo, en ambas cintas una cosa es palmaria, nadie luce como Gere el traje de tiburón capitalista.
 by Harry Callahan
 
NOTA:7/10
 
TÍTULO ORIGINAL: "Arbitrage"