lunes, 23 de diciembre de 2013

"DOCE AÑOS DE ESCLAVITUD": ¿La nueva Lista de Schindler?

Rodar una película sobre el esclavismo americano tiene concomitancias respecto de hacer lo propio con el Holocausto nazi. ¿Qué más se puede filmar que no se haya hecho ya? Por eso, el matiz está en el punto de vista, en el modo de aproximarse a los hechos y narrarlos. Y ahí reside el valor añadido de cineastas como Steve McQueen o Steven Spielberg. Ambos, además de coincidir casi en el nombre, tienen en común haber realizado quizás los filmes definitivos sobre estas dos ignominias históricas. Pero son también autores radicalmente diferentes. 

Aun marcando “La lista de Schindler” un antes y un después en el modo de hacer cine del director de “Munich”, convirtiéndose éste más adulto y ambicioso por ser cronista amargo de determinados episodios históricos, con todo, su ADN seguía ahí. Y si hay algo que Spielberg utiliza magistralmente, también en aquella cinta, es la manipulación del espectador. Todos los recursos audiovisuales que emplea se conducen siempre a eso, a embaucarlo y hacer aflorar emociones, cuanto más exacerbadas, mejor. Y que no se me malinterprete, este modo de concebir un filme no es necesariamente malo, ni bueno, tampoco. Es, sencillamente, una manera de hacer películas, que se remató en aquella ocasión en obra maestra, sin paliativos, ratificada además por siete premios oscar.

McQueen dirige a Chiwetel Ejiofor

En “12 años de esclavitud” encontramos un cineasta opuesto por el vértice al realizador de “E.T.”. McQueen utilizará todo su arsenal cinematográfico para ofrecernos un punto de vista naturalista, seco, adusto, directo, sin regodeos, sin reiteraciones, sin climax in crescendo que culminan en el paroxismo. El modo de narrar de este inglés de ascendencia caribeña (y que, por tanto, sabe aquí de lo que habla) prefiere ir al grano y constituirse en Notario costumbrista y dar, sencillamente, fe de un pasado histórico tan brutal que solo de por sí, mostrado sin aditivos, ya sobrecoge al espectador.

El arranque de la película es así ejemplo de lo que digo. La plantación, el día a día, el trabajo de los esclavos. Una cámara que avanza, subjetiva, entre las cañas de azúcar hasta descubrirles en el tajo. En pocos planos voyeurs, casi documentales, estamos en situación. La cotidianeidad en el Sur. El realizador nos ha mostrado así una declaración de intenciones que no abandonará ni siquiera cuando aborde la resolución de la historia y como esta se desencadena y concluye: sin aspavientos, sin machaques, sin manejos.

Lupita Nyong´o, actriz revelación

Allí donde Williams y Perlman nos conmovían el alma de continuo con un violín de emotividad inusitada; aquí mi casi siempre odiado Zimmer acierta al insertar eventualmente anacrónicos elementos como la guitarra eléctrica en un score autoreferencial de otros como el de “Origen”, sí, pero en nada sensiblero ni conmovedor.
Allí donde, por ejemplo, la fotografía de Janusz Kaminski era preciosista, filtrada, y proponía de salida una adulteración del objeto de filmación, optando por un dramático blanco y negro predisponente a empatizar con el drama; aquí Sean Bobbitt prescinde de aditamentos y artificios, se vuelca en el retrato fiel con un menos obvio pero exquisitísimo tratamiento de la luz, respetándola en cada momento, adaptándose a su cantidad y condiciones, incluso cuando estas son prácticamente inexistentes. Ya, pero en “12 años de esclavitud” hay preciosas imágenes ¿no? Claro, por supuesto, pero es culpa del Sur que su Naturaleza sea de exultante belleza, no del fotógrafo que sí que es bendito reo confeso de contrastarla proverbialmente con el horror con el que el hombre la salpica y emponzoña.

Fassbender, el Amon Goeth del filme

Y es que en algo coinciden los dos filmes: en proponernos un horror insondable, cotidiano, aceptado, instituido, que rodea e inunda, frente al que se permanece impávido en el mejor de los supuestos, se hace negocio, o saca de las entrañas del ser humano toda su vileza. En este último caso, incluso ambas cintas tienen personajes miméticos que lo muestran descarnadamente. El Amon Goethe de Ralph Fiennes y su relación con la judía Helen, y ahora el Edwin Epps de Michael Fassbender, con sus muy similares tratos a y con la esclava Patsey. 
Curioso que, precisamente ahora que se cumplen veinte años del estreno de “La Lista de Schindler”, un filme de pretensiones y resultados exitosos parecidos, nos la vuelva a traer a colación, aunque solo sea para establecer paralelismos y comparaciones que no tienen porqué ser, como decía al comienzo, necesariamente odiosas.

By Harry Callahan

NOTA: 9/10

TITULO ORIGINAL: "12 Years A Slave"

martes, 3 de diciembre de 2013

"MASTERS OF SEX (SERIE DE TV)": Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo

¿Animales de instintos primarios o seres capaces de obviarlos? ¿Individuos sexuales de impulsos o que racionalizan sus pulsiones íntimas? En el fondo, polemizar sobre el sentido de la vida... ¿Estamos aquí sólo para perpetuar la especie o para algo más? Y, lo más importante: ¿qué es el sexo? y, si lo arrolla todo a su paso ¿tiene sentido resistirse, hablar de amor, amistad, compromiso, lealtad, matrimonio…?
Ni en mis sueños más castos imaginaba que tendría que dármelas de trascendental para contar qué es lo que me pone de una serie llamada “Masters of Sex”, cuya castellana traducción parecía ser obvia: maestros del sexo, y que además era protagonizaba por Lizzy Caplan, a la que mi satirona memoria recordaba por ser mejor desnudo del año gracias a sus tórridas escenas en "True Blood".
Pero resulta que el Masters del título apuntaba al asunto un doble sentido, pues era igualmente el apellido de un tipo que, junto a su uniquísima ayudante y casquivanos métodos, decidieron estudiar, científicamente, por primera vez, el sexo. Y se atrevieron a hacerlo en los frígidos sesenta del siglo pasado, en una América más que mojigata, y de un modo tan explícito como de obvio polémico.



Lizzy Caplan es Virginia Johnson


Es éste, precisamente, el telón de fondo de la producción de la cadena Showtime, que aquí ofrece Canal+. Un escenario histórico real que, no obstante, se convierte, una vez se desnuda, en mero Macguffin, pues el estudio no es más que un catalizador para reflexionar sobre cuanto decía al comienzo, gracias a un producto televisivo dotado de una inteligencia muy salida.
¿Es posible hablar de cómo la gente folla sin apelar el morbo? Definitivamente sí. La serie lo demuestra. O, al menos, prueba que ese hipotético morbo puede ser, todo lo más, la tentación para que el espectador propenso al calentón pique y entre a cuanto hay detrás, que no es otra cosa que un fresco sociológico que en nada envidia al de la referencial "Mad Men". Una descripción que penetra en un mundo de apariencias, de convencionalismos, de vidas pautadas, que encorsetan al individuo y lo vuelven insatisfecho, infeliz, frustrado. Un universo desvirgado y poseído por la ignorancia, los prejuicios, y un machismo recalcitrante, en el que sus protagonistas son bamboleados mientras buscan un siempre difícil encaje en lo que de ellos se espera. Un lugar en el que la libertad es una puta cara que se ríe mientras te entrega a un pim, pam, pum orquestado por la envidia, el rencor y el miedo a lo desconocido, a lo diferente. 

La inmensa Allison Janney, sobre su personaje

Y para calentar aún más toda esta procaz propuesta, Michelle Ashford y Sarah Timberman, las impúdicas showrunners han contado con un encamado de actores que empalman una tras otra, lecciones de como meter a sus personajes la vida interior que el minucioso guión les caligrafía. Así, los protagónicos Michael Sheen y Lizzy Caplan (definitivamente, más que palmito para pecar), se devoran mutuamente en cada plano, secundados por prodigios de todos conocidos como Allison Janney o por presencias tan eficaces e idóneas como las de Beau Bridges, Caitlin Fitzgerald o la candidez pudenda de Helene Yorke. Todos ellos sostenidos, en momentos, por conversaciones ingeniosas, trágicas, con humor preñado de fina ironía; en otros, por miradas, gestos, comportamientos, que son pura concupiscencia narrativa.
Nada, en fin, es aquí gatillazo. Todo ralla el orgasmo seriéfilo en la producción revelación de la temporada, condenada a ser muy promiscua cuando toque hablar de Globos de Oro y Emmys y dar un inolvidable revolcón a todo el que se atreva con ella a ejercer de mirón.   

by Harry Callahan

NOTA: 9,5/10

ESCUCHA ESTA CRÍTICA EN PODCAST: https://dl.dropboxusercontent.com/u/224337446/LQYTDMastersOfSex.mp3

TÍTULO ORIGINAL: "Masters of Sex"

viernes, 1 de noviembre de 2013

"SÓLO DIOS PERDONA": Winding Refn hipnotiza,desarma y noquea

Nicolas Winding Refn rueda lo que le da la gana y cómo le da la gana. Siempre lo ha hecho. El problema es que con “Drive”, su filme más comercial, muchos le descubrieron y se autoproclamaron devotos fieles. Ahora, cuando la cabra vuelve a tirar al monte, a filmes tan crípticos y duros como “Valhalla Rising”, surgen los vilipendios y las apostasías. Menudos conversos…
Y es que sí, “Sólo Dios perdona” no es para espectadores oportunistas, ni para cultivadores del elogio de moda. Tampoco lo es para débiles de espíritu, ni para cinéfilos cartesianos. Porqué la última pesadilla onírica de este primo de David Lynch o Alejandro Jodorowsky hipnotiza, desarma y noquea. Y lo hace con un guión mínimo y una violencia máxima, los dos elementos (adecuadísimos) que sus detractores emplean para arrastrar a los infernos al filme desde su estreno en el últimamente muy tiquismiquis festival de Cannes.
Lo diré claro y alto: la historia de esta película es lo de menos. Nunca importó, es puro MacGuffin. De hecho necesita ser elemental y primaria, para que la portentosidad de sus imágenes pueda desbocarse libérrima hasta límites del paroxismo. Se trata de tener una ilación rudimentaria que permita recrear el Infierno del Talión, las moradas del Diablo, las acciones de Dios y el purgatorio de los azotados por las pulsiones instintivas. Un submundo caligrafiado con una aterradora belleza plástica que obliga a no apartar la mirada de la pantalla incluso cuando el estómago obligaría a hacerlo. Un lugar que rezuma una violencia extrema que agrede al espectador pero que es seña de identidad irrenunciable del realizador danés y que de no mostrase en su esencia más primitiva y pornográfica no elevaría el filme a las cotas únicas que alcanza.



Gosling y Winding Refn en el rodaje

En resumidas cuentas, una obra noir puro arrebato y trance, que conduce al espectador poroso a su propuesta a un estado mental, a dejarse arrastrar por una mística de la simbología que a más que se ahonda, más fascina. Una película que, no obstante, demanda auténticos elegidos de mirada ávida de convulsión y goce atormentado. Tipos sin miedo a la perturbación que impregnará el ánimo durante días. A los demás, que Dios y su catana les perdone (o no).

By Harry Callahan

NOTA: 8/10

ESCUCHA ESTA CRÍTICA EN PODCAST: https://dl.dropboxusercontent.com/u/224337446/SoloDiosPerdonaCritica.mp3

TÍTULO ORIGINAL: "Only God Forgives"
TRAILER: http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-172433/trailer-19535901/
WEB OFICIAL: http://www.solodiosperdona.es/
DATOS ADICIONALES: http://www.imdb.com/title/tt1602613/

SOBRE LA MÚSICA DEL PODCAST: http://www.jamendo.com/es/track/6568/the-final-rewind

sábado, 19 de octubre de 2013

"TODAS LAS MUJERES": Los recortes pueden ser buenos

“Recortes” no es sólo el título de la última obra de teatro dirigida por Mariano Barroso. También es algo que tiene mucho que ver con “Todas las mujeres”. Y es que la cinta primero fue una serie de tv, sin mucha fortuna que ahora, recortada, nos llega como película. Los designios de Dios son inescrutables, y curiosos al menos han sido los de esta historia que tiene ahora una segunda oportunidad comercial en distinto formato (el que, ojo, su director siempre quiso) y que, tiempo al tiempo, bien pudiera aún completar su tránsito vital sobre las tablas de un escenario.
Con todo, las series que terminan en películas solo admiten dos resultados. Éxito, porque había material perfectamente prescindible. O fracaso, porque la historia ha quedado desmadejada, inconexa y necesitada de más minutos. Desconozco cuanto más contó en su día Barroso, pues no llegué a ver la producción televisiva, pero la hora y media de metraje final del filme se me antoja perfecta. Como perfectos son el texto, el casting, la dirección y el nuevo formato narrativo elegido. Aquí también hablamos de recortes. Una cámara digital, cuatro paredes, siete actores (inmensos) y talento, eso sí, mucho talento sin limitar. Para que más. Unos mínimos que demuestran, de nuevo, que la calidad no está reñida con el dinero. Y que si hay que hacer cine o series en las trincheras, se hace.
 
El casting al completo con su director

Lo que no se recorta es el buen oficio de un excepcional director de actores. Ni su maestría para radiografiar con inteligentísimo humor negro a los fracasados, los perdedores, los tipos trampa, esos que engatusan primero y dinamitan tu vida después. Algo que está en el ADN cuenta-historias de Barroso, desde su opera prima, aquella prodigiosa “Mi hermano del alma”. Y maestría también para describir la zona cero tras la explosión, los daños colaterales de cuantos rodean a este auténtico hombre fatal, sin el glamour de una femme, pero que lía a la más pintada con el truco del pícaro, el gesto del tramposo y la mentira del que no sabe, ni puede, ni quiere decir la verdad.
 
by Harry Callahan
 
NOTA: 8/10
 
TÍTULO ORIGINAL: Todas las mujeres
WEB OFICIAL: http://www.avalon.me/

miércoles, 16 de octubre de 2013

"THE BLING RING": Pobre niña rica

Supongo que ser la pobre niña rica de un cineasta cojonudo te da patente de corso para hacer lo que quieras. Desde joderle la película a tu padre (véase “El Padrino III”), hasta dedicarte a ser realizadora de pijadas con halo de presunto cine de autor indie.
Pero una cosa es innegable, y es que de casta le viene a la galga. La Coppola fotografía, monta y pone música a sus película de un modo subyugantemente estético, pegadizo, de modo que, en muchos momentos lo que cuenta es lo de menos y, lo de más, al menos para mí, el cómo.
“The Bling Ring” conserva, en este sentido, la estética identitaria de la obra de la prima de Nicholas Cage. Y vuelve a rodar como nadie la superficialidad, dándole un punto nihilista y hasta trascendente, que, a poco que te descuides, embauca. Además, aquí destila mala baba con un histrionismo muy disfrutable, si se le sigue la corriente.

Coppola y sus actores
Sé que no es cinéfilamente correcto que me haya molado este pim, pam, pum de pega contra la fascinación vacua por el amarillismo y la adoración integrista al guiñol couché. Sé que hay más sesudas críticas a la telerealidad y al culto desbarrado al becerro de oro marquista. Sé que hay pelis más inteligentes de “gente que entra en casas y hace cosas”, como, por ejemplo, “Los Edukadores”. Pero debo de tener un colmillo kitsch retorcido que, en el fondo, me hace disfrutar de la paradoja que supone que todo esto me lo cuente una pobre niña rica.
 
By Harry Callahan
 
NOTA: 6/10
 
TÍTULO ORIGINAL: The Bling Ring
 

domingo, 13 de octubre de 2013

"GRAVITY": El prestigio del ilusionista


Cuentan que los primeros espectadores que visionaron el tren de los Lumiere huyeron despavoridos pensando que la locomotora se les venía encima. El cine desde entonces ha sido el arte de la ilusión, desde Meliés hasta Cuarón. Una ilusión hecha espectáculo que trata de transportarnos a un lugar, un momento, a vivir una vida que no es la propia, a experimentar empáticamente lo que no somos, ni seremos. En esta empresa, nada baladí, cuando el ilusionista logra el prestigio y nos embauca como a niños, se obra el milagro que ha hecho subsistir al cine más de cien años. Es entonces cuando todas las tretas cobran sentido, son útiles y han merecido la pena. Eso ocurre con “Gravity”, un filme que encierra y redefine cuanto debe ser, en buena medida, hoy por hoy, el que se definió como séptimo arte.

Y es que, antes de entrar en la sala, pensaba que la virguería visual había alcanzado ya cimas intocables con cineastas como Scorsese o De Palma. Y que los planos imposibles, auxiliados de efectos, tenían en realizadores como Zemeckis su cenit. Sin embargo, Cuarón viene a echar por tierra viejas maestría y, transformándose en una suerte de nuevo Kubrick, eleva la excelencia visual a cotas de la experiencia más vívida y auténtica posible. Esa que, por obra y gracia de un modélico 3D, nos convierte en auténticos protagonistas en pugna por sobrevivir a las dos mil y una situaciones que convierten la peripecia astronáutica argumental en una novísima odisea en el espacio. 


Cuarón dirige a sus actores

Así al menos lo vivencio, sin pestañear un segundo. Como también lo hacen los que me acompañaban en mi sesión, a juzgar por sus encendidos aplausos. El cine lo ha vuelto a hacer hasta que las luces de la sala, al encenderse impías, nos sacan violentamente de la ensoñación. Es entonces cuando, en mi particular epílogo de la película, abandono la butaca entumecido, despertando a mi propia gravidez, esa que Cuarón me ha robado durante hora y media. Avanzo con paso tímido que paulatinamente se torna en firme. Mientras viene a mis labios aquella cancionaza de Bowie “…And I´m floating in a most peculiar way, And the stars look very different today”…

By Harry Callahan

NOTA: 9,5/10

ESCUCHA ESTA CRÍTICA EN PODCAST CON EXTRAS: https://dl.dropboxusercontent.com/u/224337446/GravityCritica.mp3

TÍTULO ORIGINAL: Gravity

viernes, 4 de octubre de 2013

"15 AÑOS Y UN DÍA": ¿La candidata española a los oscar?

Que conste que el cine de Gracia Querejeta me solía gustar. Particularmente, como hundía su bisturí y dejaba a la vista las vísceras familiares, siempre enfermas de dolencias humanas. Sin embargo, esta cinta, con título de condena, también parece serlo para un tipo de cine que exuda obsolescencia. Y es que, por momentos, la sensación que invade al espectador es la de estar reviviendo una cinta de Garci, en el peor de sus sentidos. Un filme con parlamentos pretenciosos, declamados con inverosimilitud por actores aquejados de postureo. Y con un libreto pleno de obviedades, que amaga sin dar y que desemboca en un pueril enredo policíaco.
Así pues, la sutil y alambicada realizadora de “Cuando vuelvas a mi lado” está aquí desaparecida. Lo que lleva a preguntarme cuanto de su talento residía en las (de suyo muy ejecutivas) manos del productor habitual de su obra, el gran Elías, que, por circunstancias de todos conocidas, esta vez no ofició como tal. La duda se disipará tan pronto la autora de “Héctor” agregue más títulos a su filmografía y éstos demuestren si la sombra paternal era alargada o las circunstancias personales a la postre malograron esta desatinada propuesta.
No obstante debo estar en la inopia, ya que “Quince años y un día” se postula, por los clarividentes académicos de nuestro cine, como mejor aspirante a ganar un oscar. Cierto es que en estos premios son un subgénero clásico las historias duerme ovejas de abuelo con crío. Pero sigo en mis criticones trece. Mucho me temo que este capítulo apócrifo de un nuevo e imposible “Verano Azul” es un gatillazo, de nulas opciones, que poco o nada hace por la promoción de otro cine español posible, que necesita hacerse ver allende los mares, u overseas, que dirían los yanquis.


By Harry Callahan

NOTA: 3/10

TÍTULO ORIGINAL: "15 años y un día"
WEB OFICIAL Y TRAILER: http://www.15añosyundia.com/
DATOS ADICIONALES: http://www.imdb.com/title/tt2368525/

sábado, 21 de septiembre de 2013

"JOBS": Vida, obra y milagros de San Steve

“Jobs” es la vida de un santo. Con sus muchas grandezas y alguna miseria para disimular. Émula de aquellas que el franquismo dedicaba a glosar las vidas de santos y católicos ejemplares, sus únicos destinatarios son los que crean que Apple es una religión y Steve su profeta, que digo, su Dios. El resto bien puede dedicar esas dos horas de su tiempo a otros menesteres menos tediosos, pues, desde el punto de vista cinematográfico, la cinta aburre con su recalcitrante mesianismo y está filmada con la monotonía de una tv movie. Para el final me dejo el viaje a un guaperas que se esfuerza por hacernos olvidar que durante años no fue otra cosa que el novio de Demi Moore. Querido Ashton Kutcher, a tal fin, flaco favor te hace ese posturismo de anuncio y esa pose hagiográfica que el bueno para nada de Joshua Michael Stern te hace exhibir a lo largo de toda la peli. 
En suma, que sobre malos bichos que han revolucionado el mundo digital, me quedo con “La red social”, a la que ésta incluso se permitir el lujo de intentar copiar en secuencias y momentos, pero claro, en su entripado no están ni Aaron Sorkin ni David Fincher que saben de hacer cine y no meros publireportajes.

By Harry Callahan

NOTA:1/10

TÍTULO ORIGINAL: "Jobs"

miércoles, 11 de septiembre de 2013

"MUD": Una pequeña joya

La mía fue “Matar un ruiseñor”. Y, probablemente tenga mucho que ver con que me dedique hoy a ser abogado. Siempre hay una historia iniciática que marca. Ya sea a sus personajes o al espectador que las ve. Muchas, curiosamente, pasan en un estado sureño americano… y hay un río… como en “Mud”, la enésima de ellas, pero para nada una más. 
El mero crisol de referencias cinéfilas a otros tantos filmes ya sería pretexto más que suficiente para no dejar pasar lo nuevo del realizador de “Shotgun Stories”. Se me ocurren un puñado que van desde la citada de Robert Mulligan o “Los 400 golpes” a “Crazy in Alabama”, pasando por “Verano del 42”, “Cuenta conmigo”, “Tomates Verdes Fritos”, o incluso "Forest Gump" la patria “La Buena Estrella”, aunque dudo mucho que Jeff Nichols le haya echado un ojo a esa obraza maestra de Ricardo Franco. Sí, claro, no me olvido de las más obvias y literarias a Tom Sawyer y Huckleberry Finn. 
No obstante, el juego de descubrir homenajes, guiños e influencias, voluntarias o accidentales, no es, con todo, el máximo atractivo de “Mud”. Diría que lo que subyuga al espectador, sin concesiones, es la prodigiosa labor de dirección de Nichols que, juanpalomea con acierto indiscutible, escribiendo y poniendo en imágenes su historia, utilizando, ejemplarmente, dos herramientas, señas de la casa, con las que extrae oro puro: la interpretación actoral y la creación de ambientes.


Nichols dialoga con los protagonistas de su filme

Y es que las interpretaciones de Matthew McConaughey y Reese Witherspoon hacen que tengas que frotarte los ojos y comprobar en los títulos de crédito que son ellos realmente, esos populacheros mojigatos, habituales perpetradores de comedias románticas. No obstante, el casting al completo está afinadísimo, no ya sólo en su elección, sino, reitero, en su trabajo en la cinta. Por cierto, cada vez estoy más convencido que Sam Shepard es Dios. 
Y sobre la atmósfera que envuelve el relato, qué decir del hacer cuasi mágico del tipo que parió “Take Shelter”. Es tensa, negra, melancólica, libre, descreída pero a la postre esperanzada, encendida, y, sobre todo, romántica. De un romanticismo que desarma y sorprende por su claridad y pureza.
Le perdono por ello pequeñas trampas y algún recurso facilón impropio del resto de la obra en las postrimerías resolutivas de un filme que si tuviera que programar, lo haría en pase doble con esa pequeña joya que también es “Bestias del Sur Salvaje”, otro título para dejar de ser niño que me olvide de citar más arriba.

By Harry Callahan

NOTA: 8/10

TÍTULO ORIGINAL: Mud

lunes, 2 de septiembre de 2013

"DOLOR Y DINERO": Deconstrucción anabolizada del sueño americano

A Michael Bay le ha quedado una comedia sardónica excesiva, salvaje, arriesgada… pero endiabladamente entretenida, inteligente. Prima de burradas como las “Very bad Things” de un Peter Berg cuando todavía prometía lo que luego no fue, o del Tony Scott más libérrimo en, ejemplo, “Domino”, “Dolor y dinero” es, en su meollo, una muy cínica deconstrucción del sueño americano. Anabolizada y de un feismo cool fotografiado con ochentero esteticismo, el perpetrador de gloriosas horteradas como “Armagedoon”, consigue probablemente con éste su filme más maduro y casi imprescindible, el único que tiene una contundente lectura de fondo, una intención autoral más allá del deliberado ansia por la confección del blockbusters sonado. 

Michael Bay en plena acción

Todo ello me descoloca, pues me fuerza a alabar, no desde la admiración del gamberrismo videoclipero marca de la casa, sino con cierto aire sesudo, una cinta del responsable de la saga de “Transformers”… Y es que me sigue dejando perplejo como se mofa provocador de la testosterona patriotera de su propio público habitual. Aunque no perdamos la sesera, “Dolor y dinero” está a distancia de la sutileza narrativa, interpretativa y de las fenomenales oscuridades de otros heist de pardillos descontrolados como los de “Un plan sencillo” o “Fargo”. No obstante, si Bay es capaz de esto, comienzo a pensar que es posible ver un burro volando…

By Harry Callahan

 

sábado, 3 de agosto de 2013

"GUERRA MUNDIAL Z": Los zombies son una plaga y yo soy el remedio

Los designios del Señor son inescrutables. Eso es lo que debió pensar Marc Forster cuando tras realizar “Monster´s Ball”, “Más extraño que la ficción” o “Descubriendo nunca jamás”… ¡le encomiendan un Bond! Y no uno cualquiera, sino la ansiada continuación de “Casino Royale”. O mejor aún, cuando tras realizar ese encargo con más pena que gloria, ¡le cae en las manos “Guerra Mundial Z”¡. 

Pero si yo no sé rodar acción. ¿No visteis “Quantum of Solace”?. Si se lo dejo casi todo a los chicos de la segunda unidad. Si mi planificación de las escenas cuerpo a cuerpo (donde un realizador del género se la juega) es un galimatías sin punto de vista... Ya Marc, pero tienes cierto gusto estético y eres ¿dócil? en los rodajes a las exigencias de los que ponen la pasta. Y luego es cosa de montar y postproducir… 
Y ahí tenemos nuevamente a un director de historias más o menos pequeñas, de estilo narrativo introspectivo y personajes de cierta huella, al frente la mega adaptación de un problema muy gordo que ha dejado en la cuneta a varios guionistas, ha triplicado presupuesto y ha agotado las páginas del libro de las anécdotas desafortunadas, llevándolo al borde de su cancelación un sinfín de ocasiones.

Pitt diciéndole a Forster como rodar

Con estos antecedentes, la sorpresa no es que el filme sea un vehículo de lucimiento de su absoluto protagonista y productor (muy a lo Cruise), Brad Pitt. No extraña que del libro original en que se basa la peli solo queden un par de líneas que justifiquen el uso de su título y el pago de millonarios royalties... Lo verdaderamente sorprendente es que el resultado final sea un entretenimiento evasivo veraniego más que digno. Con unas escenas, por instantes, sencillamente espectaculares. Con un ritmo y tensión que te mantiene atado a la butaca, pese a que el guión les haya quedado tan simplón como ridículo. 
Lo de menos es que el gore y la sangre no existan en una de guerra mundial contra los zombies, amigos (hay que evitar una calificación por edades que limite los beneficios de taquilla). Tampoco importa que Pepsi propicie el product placement más ridículo y sonrojante que he visto. Ni que el prota, un tío suertudo donde los haya, melena al viento, salve al mundo enmendándole la plana a todo científico que se le cruce. 


Ignorad el rosario de personajes torpes, reíros con los móviles inoportunos y el montón de trucos clásicos del género Z… Abandonaros a la evasión pura y dura, la yanqui palomitera, la que mola de vez en cuando. Esa que, hablando de epidemias, ni por asomo tenía el experimento aséptico que fue “Contagio” de Soderbergh. Y dejaros entretener, que no es poco, con esta milagrosamente efectiva cinta que no hay que pensar, ni discutir, ni usar para otra cosa que no sea para pasar una rato al fresquito aire acondicionado de una sala de cine un día de verano.

By Harry Callahan

NOTA: 6,5/10

TÍTULO ORIGINAL: "World War Z"

sábado, 15 de junio de 2013

"INSENSIBLES (2012)": Fascistas, nazis y otros monstruos...



Estoy hastiado de cine sobre la Guerra Civil. Por eso, de entrada, voy de uñas ante una nueva vuelta de tuerca sobre tan manido argumentario. Y más cuando, el asunto huele a simplificación panfletaria y cainita. El único modo de darme coba y que me trague otra más es que no sea igual, o al menos lo intente. Por eso, sobre el papel, “Insensibles” pintaba bien y me motivo a hacer un acto de fe y entrar a verla.

Si bien el filme arranca potente y pica la curiosidad del espectador, a medida que su metraje avanza se va adivinando hacia donde se dirige. Y ello no puede impedirlo ese gazpacho de géneros fantástico, terror, histórico, drama y discurso militante que su debutante realizador propone como factor de presunta innovación. Y digo presunta porque salirse exitosamente por la tangente, en el asunto de la Guerra Civil, es algo que ya fue explorado con ejemplaridad hace años por Guillermo del Toro, que supo, en “El espinazo del Diablo” y “El laberinto del Fauno”, insuflar esa frescura y novedad que se echaba de menos cada vez que un filme acometía por enésima vez la infortunada contienda fraticida. Es curioso que siempre tengan que venir de fuera a darnos lecciones de perspectiva sobre el particular.


Sí que es de alabar cierta inventiva y alardes en la planificación de escenas, y capacidad para gestionar limitaciones presupuestarias sin perder punch visual, pero ello no basta para sustentar una narración que vuelve a transitar por tópicos y lugares comunes, y que, y esto es lo peor, no está bien contada, proponiendo situaciones inverosímiles o que no se resuelven y deben tragarse porque sí. Esto, amigos, es imperdonable, por muy opera prima que sea, por muy espíritu de serie B de género que quiera tener la película y por mucho flash back que trate de dar coartada a eludir explicaciones. Además, el trazo descriptivo de los personajes se simplifica también a medida que caen minutos, de suerte que en la resolución final nada nos mueve a emocionarnos con ellos pese a sus monstruosas peripecias vitales.

By Harry Callahan

NOTA: 4/10

TÍTULO ORIGINAL: Insensibles



sábado, 1 de junio de 2013

"UTOPÍA (serie TV)": Warhol y las sopas Campbell

En 1962 Andy Warhol tomó algo que todo el mundo estaba harto de ver y lo transformó en un icono de la cultura popular. Me refiero a las célebres sopas Campbell. Aquellas latas de comida no tenían nada del otro mundo, pero la forma en la que aquel tipo las retrató en un lienzo serigrafiado las haría entrar en el Olimpo de los objetos de culto de la historia del arte.
Algo así ocurre con “Utopia”, salvando las distancias. No es que su creador, Dennis Kelly, sea el heredero televisivo de Andy Warhol. Pero sí que, en esencia, ha hecho lo mismo que el que fuera gurú del pop art: coger algo manido, un argumento cien veces contado y presentarlo con un envoltorio estético que pasma al espectador.
Y es que la historia conspiranoica de esta serie británica, en el fondo y en la superficie, es de un trillado que ya no sorprende. Además, presenta más agujeros que un campo de golf. Y tiene un reparto de actores/personajes descompensado, que va desde Arby, un notable sucedáneo del asesino de Javier Bardem en “No es país para viejos”; hasta Dugdale, el irritante funcionario del ministerio de salud al que la presunta pandemia debiera haberse llevado el primero; pasando por esa prima lejana defectuosa de Lara Croft, la flacucha y enigmática Jessica Hyde, cuya gestualidad y morritos apasionan o despierta odios viscerales.


Como digo, nada nuevo ni especial bajo el sol que, no obstante, se camufla y hasta brilla por momentos gracias a una puesta en escena arrolladora basada en tres elementos clave: la fotografía más cool que jamás he visto en televisión; un montaje musical y de imágenes hipnótico; y un diseño de producción descubridor de escenarios y sets en los que lo anterior encuentra su paraíso y acomodo perfecto.
Porque “Utopía” podría contarnos, en sus episodios, las instrucciones de funcionamiento de una batidora, e igualmente nos quedaríamos pegados a la pantalla, como mosquitos a una lámpara fluorescente, absortos, impávidos. Consiguiendo lo mismo que Warhol con las latas Campbell: que algo mil veces visto nos llame la atención (y de qué manera), gracias a una propuesta, esencialmente plástica.

Trailer de la serie en VO

Me vuelvo a descubrir ante Channel 4, que cuando no encuentra argumentos originalísimos para sus series, como es el caso de “Black Mirror”, demuestra que la vieja historia de siempre, sí que se puede contar de nuevas maneras, alucinantes y alucinógenas.

By Harry Callahan

NOTA: 8/10 

ESCUCHA ESTA CRÍTICA EN PODCAST CON EXTRAS: https://dl.dropboxusercontent.com/u/224337446/UtopiaCriticaSerieTv.mp3

TÍTULO ORIGINAL: "Utopia"
EN ESPAÑA LA EMITE: Canal +
SOBRE LA MÚSICA DEL PODCAST: http://www.jamendo.com/es/track/6568/the-final-rewind

sábado, 25 de mayo de 2013

"UN AMIGO PARA FRANK (2012)": Una película con alma que llega al corazón

"Un amigo para Frank" es un filme sin pretensiones de trascender. Y en eso reside su virtud. Así, pese a ser ciencia ficción y hablar de robots, por ejemplo, está inteligentemente ambientada a la vuelta de la esquina, cuando los prototipos que aparecen en los títulos de crédito finales han dejado de serlo y comienzan a compartir nuestras vidas. 
Con ello queda claro que el objetivo de esta pequeña producción, no es subyugarnos con una apabullante y costosa puesta en escena futurista. No van por ahí los tiros. El asunto de la inteligencia artificial, eso si, es la coartada perfecta para hablar de memoria, de recuerdos y esa terrible azote muy contemporáneo que es el Alzheimer.
No obstante, no hay que alarmarse ni esperar un dramón lacrimógeno. La emoción del filme es sutil y buena clave de la misma reside en apoyarse en toques de comedia que desengrasan y ayudan al espectador a empalizar con los personajes.Desde ese punto de vista, es notable el hecho de que se consiga tomar cariño a un robot de rasgos tan elementales y escaso dialogo.
Otros aciertos son la brillante elección de El Quijote como referencia palmaria a quien fuera en otro tiempo un bendito loco; o un brillante giro de guión que pasma a la platea en el último tramo de metraje. Y como no, un pletórico Frank Langella que cimienta con su interpretación todo el filme, insuflándole la humanidad que consigue que estemos ante una sencilla cinta hecha con alma que llega al corazón.

By Harry Callahan

NOTA:8/10

TÍTULO ORIGINAL: "Robot and Frank"


sábado, 18 de mayo de 2013

"THE AMERICANS (serie tv)": No es Homeland, ni falta que le hace


La gente calza Converse All Star, luce Rayban Wayfarer y escucha música por la calle con descomunales cascos. Los 80 están de moda. Y lo están tanto que vuelven también los rusos, Reagan y la Guerra Fría. O al menos lo hacen en “The Americans”, la serie de FX que ha supuesto una de las más gratas sorpresas, sino la más, de esta mid-season.
Phillip y Elisabeth son un matrimonio que vive a las afueras de Washington, desde hace 15 años. Tienen dos hijos y trabajan en una agencia de viajes. Son íntimos de su vecino y su familia, que resulta ser un agente del contraespionaje del FBI... El matiz está en que todo esto es una fachada, una tapadera para ocultar la auténtica verdad: son dos implacables efectivos del KGB que, infiltrados de este modo hasta el tuétano en la sociedad americana, espiarán para la madre Rusia cuanto y a costa de lo que sea necesario… o quizás no.


¿Una familia normal?

Este es el presupuesto argumental de una serie que tiene varios elementos que la convierten en un must see indiscutible. De una parte, su elenco actoral. Encabezado por unos más que veraces Matthew Rhys (visto en "Cinco Hermanos") y Keri Russell que pone boca abajo todos los prejuicios que sobre ella pudieran tenerse tras pasar por papeles como la popular "Felicity" de la serie del mismo nombre. 

La química entre ambos actores es demoledora. Como lo es su sincronía a la hora de vivenciar la tensión psicológica en la relación cotidiana de sus personajes. Su eficacia, igualmente, es incuestionable asumiendo los retos que suponen las escenas de acción y enfrentamientos cuerpo a cuerpo, que son aquí de una fisicidad inusitada, muy a la antigua usanza, y ambos en este plano también convencen.



La abuelita Martindale


Rhys y Russell, a su vez, están respaldados por dos secundarios de nota. Noah Emmerich, q a poco que le dejan se zampa la pantalla por obra y gracia de su presencia física y gravedad vocal (imprescindible en VO); y Margot Martindale, que venía de deajarme pasmado por penúltima vez en la segunda temporada de “Justified” y que aquí hace de una “abuelita” de armas tomar...
Todos ellos, pondrán en pié una trama, nada pretenciosa pero con múltiples hilos, que bascula entre la cotidianeidad y deriva de un matrimonio (o más bien dos) a la fuerza, impostado incluso ante los propios hijos, y el cumplimiento de las misiones de espionaje y contra-espionaje más tensas. Pivoteo de asuntos que presenta un balance perfectamente equilibrado, resultando ello, a las claras, otro de los grandes aciertos del show.

El factor humano

Y es que, en “The Americans” se ha apostado por subrayar, con acierto, el factor humano. Ese que tan protagonista era en las novelas de Graham Greene. Y hacerlo presente de modo tan intenso como inteligente, tanto en el conflicto individual que para todos los protagonistas suponen sus relaciones personales, amorosas, sexuales y de dependencia, como perfectamente imbricado en el entorno de natural de un género siempre al límite de que todo se desvele, salga mal (o bien, depende del lado que tomes). 
Este último asunto, de partida presuntamente anecdótico, no ha sido baladí a la postre en el país de las barras y estrellas. De hecho la serie, en los mentideros más patrioteros de USA, ha sido tachada de pro-comunista (sí, aún hay quien maneja estas dicotomías de bloques). Sin embargo, esto creo es lo de menos. No obstante, agradezco mirar desde el otro lado. Aplaudo no proponer a los tradicionales rojos como los malos planos de manual que siempre han sido en los relatos precisamente ochenteros. Lo demás es disfrutar un serial que presenta las innegables virtudes que vengo comentando, que en cada episodio va a más, y que está concebido desde la ausencia de engolamiento, sin ánimo al final de rivalizar con otros productos presuntamente parecidos y deseadamente copiables como “Homeland”

Trailer comentado por los actores

Una serie que consigue una efectivísima recreación, pese a estar hecha con razonable presupuesto, de una época que retorna en el imaginario popular en estos días y en la que la labor del espía era mucho más pedestre y romántica: no estaba ultra-tecnificada, ni apoyada con potentes satélites y un conocimiento inmediato de la información, sino que se hacía a golpe de disfraz, emisoras de radio, señales a tiza y contactos cara a cara.