viernes, 22 de junio de 2018

"EL MUNDO ES SUYO": Qué maravilla, compadre.

Qué pena que en este país la comedia sea un género chico. De esos que la gente solo usa, ríe y tira. Probablemente porque es muy nuestra, tanto que somos muy nosotros cuando la hacemos y la vemos. Y no nos queremos tomar en serio.

Aunque para hacer este cine (y hacerlo bien) haya que ponerse muy "serio". Porque hacer reír, y hacerlo hasta descojonarse, es muy difícil. Y más, cuando por lo bajini de lo que cuentas, quieres hacer pasar por la piedra, con vitriólico esperpento, a una fauna genuinamente ibérica de supervivientes de todo pelaje y estatus. Ideando así un caramelito envenenado que radiografía un aquí y un ahora no carente de amargor sutil, pero demoledor.

Y es que en "El mundo es suyo" hay mucho de Rinconete y Cortadillo, de Quijote y Sancho, de la nunca bien valorada comedia del desarrollismo de López Vázquez y compañía. Y, sobre todo, de la gramática narrativa satírica de Azcona, Berlanga, Fernan Gómez o Billy Wilder.


Y personajes maravillosos y actores pletóricos, al frente de los que están los compadres. Dos personajes canallas, cotidianos, jodidamente entrañables. A los que dan vida unos Alfonso Sánchez y Alberto López, superlativos, nacidos para esto. Dos compadres, dentro y fuera de la pantalla. Que se conocen como si se hubieran parido. Y que no solo saben y nos hacen reír. Ojito a cierta escena que rompe (y eleva) la película cuando el espectador menos se lo espera.

Y en la tramoya del asunto hay una labor de dirección que ha dado pasos de gigante y un libreto cómico costumbrista de ritmo endiablado, que ametralla la platea de gags, golpes y situaciones que embeben al público en un “Jo, qué noche” de sevillanas maneras.

Esto es cigala de tronco, gin-tonic en copa de balón, jamoncito de cinco jotas. Puro enterísimo. Qué maravilla, compadre. Y quien no lo reconozca es que es un tieso.


NOTA: 8/10