domingo, 11 de enero de 2015

"BIRDMAN": De hombre murciélago a hombre pájaro

A Hollywood le pirran los “comebacks”. Esos regresos de Lázaros a lo Travolta, redimidos del mortecino olvido del estreno directo a DVD, que devuelven el relumbrón perdido, añorado. Aquí además el juego que confunde realidad y ficción es redondo, pues hablamos de Michael Keaton, que bien conociera las mieles millonarias de ser una mega-star encarnando los Batman que facturase Tim Burton, años ha. En la era pre Nolan, que la hubo. Y por eso este tipo, salvo sorpresa a lo Mickey Rourke en “El Luchador”, se llevará a casa al tío oscar y le estará agradecido de por vida a Gonzalez Iñarritu al pasar a la Historia por ser el hombre pájaro y no sólo el hombre murciélago.

Y todo por hacer la “o” con un canuto. O mejor, pese a sus (muchas) limitaciones, esas de que ha adolecido siempre, por hacer su trabajo correctamente, el de ser actor y llevar con profesionalidad el peso de una película en la que es protagonista. Porque, no nos engañemos. Si hay algo que en la meca de los sueños gusta igual o más que un buen “comeback” es ver como un reloj estropeado es capaz de dar la hora dos veces al día. Ya sabéis, como hizo Stallone en “Copland”; o Jim Carrey en “El Show de Truman”; o Nicholas Cage en “Leaving Las Vegas”… 


Keaton y Birdman

Pero no confundamos churras con merinas. Incluso compañeros de función (ej. niñatas como Emma Stone) se lo comen por los pies en según que escenas. Aunque la propensión a lo histriónico y desfasado del papel, dan patente de corso y enmascaran incapacidades de emocionar, como debieran, en según que otros momentos. 

González Iñárritu y Birdman

Por lo demás, “Birdman” es un entretenimiento ingenioso, pretexto para hacer virguerías narrativo-estéticas con un falso único plano secuencia en el que el espectador se distrae buscando los cortes (unos más obvios que otros) y los efectos que los disimulan. El resto es meta cine y meta teatro, en esta cinta que transita entre “Noche de estreno” de Cassavetes y “¡Qué ruina de función!” de Bogdanovich; con toques conceptuales de “Sueños de un seductor” de Ross/Allen; y en la que hay lugar para chascarrillos con fecha de caducidad, lugares comunes, turismo por la tramoya del Broadway neoyorquino, vendettas contra la vil y siempre canalla crítica, las miserias y glorias de la farándula, y la desigual y azorada lucha entre el bien y el mal, entre el inmaculado arte y el ponzoñoso showbussines. 
Espero que al final no me haya quedado una crítica muy a lo Tabitha Dickinson


NOTA: 7/10

TÍTULO ORIGINAL: Birdman