jueves, 15 de julio de 2010

ESTRENO: "NOCHE Y DÍA", Sevilla, Sanfermines y Tom Cruise


La primera vez que Tom Cruise rodó en Sevilla, mezcló kafkianamente Semana Santa y Fallas valencianas. La cinta en cuestión era la olvidable “Misión Imposible 2”. Parece que al bueno de Cruise nadie le cuenta de que va nuestro país, porque ahora ha regresado a la capital hispalense con su filme “Noche y Día”, y resulta que en la ciudad de la Giralda tienen lugar los Sanfermines pamploneses. Pero ya se sabe, Hollywood es Hollywood…


Anécdotas festivas aparte, que incluyeron la huida de unos toros que terminaron tomando el sol en la gaditana playa de La Caleta, cuando se rodaba en la calle Ancha de Cádiz un encierro, “Noche y día” como digo es un potable entretenimiento veraniego.

Pensemos en una especie de peli de Jason Bourne, en clave de comedia, mezclada con “Mentiras arriesgadas”, “Con la muerte en los talones”, una de James Bond, “Mision Imposible”, “El sr y la sra Smith”, o aquella cinta de finales de los 80 de John Badham, con Mel Gibson y Goldie Hawn, titulada “Dos pájaros a tiro”.

Lo bueno del cóctel es su falta de pretensiones, su exultante inverimilitud (por la que, no obstante, hay que entera) y algunas notas cómicas en los diálogos. En el debe, anotar quizás la carencia de sorpresas y la reiteración de las situaciones, que no son más que un corre que te pillo sin argumento ni trama, defectos que no hubieran resultado tan patentes de haberse aligerado algo el metraje. Tampoco me ha entusiasmado demasiado Cameron Díaz, más comparsa que digna réplica a un Cruise perfecto en su rol.


By Harry Callahan


NOTA: 6/10


TÍTULO ORIGINAL: "Knight and Day"

WEB OFICIAL Y TRAILER: http://www.nocheydialapelicula.es/


domingo, 4 de julio de 2010

ESTRENO: "LA SAGA CREPÚSCULO: ECLIPSE", una saga no apta para diabéticos

Voy a contaros la auténtica verdad sobre esta película, la niegue quien la niegue. A David Slade, (el tipo, nada menos, que de “Hard Candy” y “Treinta días de oscuridad”), solo le han dejado rodar los cuatro primeros minutos de la cinta. Esos cuatro primeros minutos incontestablemente redondos, pero únicos que merecen la pena de todo el plumbeo metraje que se te cae encima después. Y es que en este arranque del filme hay nervio, suspense, intención y terror emparentado incluso con el más clásico. Tras su visionado, perfectamente filmado por el mago Aguirresarobe, cualquiera podía albergar sanas esperanzas de un giro a positivo en el espíritu de una franquicia que tras su segunda parte bien podía clasificarse como nada apta para diabéticos.

Pero supongo que cuando Stephenie Meyer, la mente literaria creadora de las aventuras de estos pseudo-chupasangres adolescentes, le echó el ojo al comienzo de esta tercera entrega de su queridísima muy reaccionaria, ultrarreligiosa e hiperconservadora saga, montó en cólera, se rasgó las vestiduras y directamente largó del plató al bueno e inspirado de Slade (aunque le respeta los créditos), y se hizo cargo ella misma (o algún correligionario) de filmar el resto.

Así, acto seguido, aparecemos en un prado lleno de flores, ¡a pleno sol! y con los acaramelados protagonistas retozones hablando de amor, matrimonio y eternidades… Y ya no nos bajamos del empalagoso burro hasta el final, que concluye en una escena calcada, con los mismos chicos hablando nuevamente de amor, matrimonio y eternidades, evidenciando un nulo avance de la trama y que hemos echado ¡dos horas! en ver como, sencillamente, no ocurre nada. En medio, unos lobos creados infográficamente que cantan ópera, tabletitas de chocolate (o más bien chocolatinas) imberbes, gestos faciales en perpetuo estreñimiento, una música de Howard Shore evidentemente olvidable, acción tacañamente racionada, paradójica pero “lógica” ausencia visual de sangre, ropas que inexplicablemente aparecen, desparecen y reaparecen en las conversiones lobeznas, mujeres lujuriosas que tientan cual Eva al bueno y puro de Adan y demás exabruptos conceptuales, ideológicos y cinematográficos y empalagosidades en sus más exponenciales variables que me hacen comprender que mi alma está irremisiblemente condenada al infierno pues en esto de los vampiros sigo prefiriendo la muy pecaminosa, lúbrica y hemoglobínica serie “True Blood”.

By Harry Callahan

NOTA: 4/10

TÍTULO ORIGINAL: Negrita“The Twilight Saga: Eclipse”