lunes, 6 de marzo de 2017

"LOGAN": A la tercera, llegó el peliculón

Sí, joder (perdón). Pero es que, por fin. El Lobezno de Hugh Jackman tiene la película que merece (y merecíamos sus fans). A la tercera, venció la razón. Esa que dice que no se puede contentar a Dios y al diablo. Que hay superhéroes que merecen un tratamiento adulto. Que ya está bien de infantilizarlo todo, por vender muñequitos y happymeals. Y que no todo es CGI y batallas finales eternas, en donde se arrasa todo (incluida la capacidad de aguante del espectador) a base de espectacularidad hipertrofiada. 


Estos son los problemas del cine comiquero de hoy. Y eran algunos de los problemas de “Lobezno Inmortal”. Un desperdicio, por otro lado, de adaptación de su novela gráfica fuente. Del primer spinoff ni hablamos ¿verdad?. De hecho no recuerdo ni su argumento. Vaya, ni su título…

Con la decisión de Jackman de colgar las garras, la suerte estaba echada. Ahora o nunca. O filme cojonudo, o irse por la puerta chica. Y no se si por dignidad, porque poco se perdía, o por cabezonería del actor, ha sido puerta grande. Muy grande. Vaya peliculón, amigos.

El mismo criticado James Mangold del paseo japonés del mutante de la imperio, ha sabido aprender de errores, y se ha fajado en este encargo. Coautor del libreto y realizador, ha facturado con sequedad y expedición setentera un filme benditamente calificado “R” en EEUU. Y esto es una de las claves. 


La narrativa es precisa, contundente, con ritmo pese al metraje. Poseedora de una acción física, que daña y duele. Sangrienta. ¿Pero qué esperamos de un tipo que lleva garras como sables? Un personaje violento. Salvaje. Una bestia. Que lo fue, que trata de dejar de serlo, pero que tendrá que seguir siéndolo hasta el fin.

El Mad Max de Miller, es referente obvio, en esa estética desértica cercana al Apocalipsis distópico. Y también por rodar las cosas de verdad. El otro sería el western. Mangold ya demostró su buena mano para el genero en el remake de “El tren de las 3:10”. Y aquí exhibe un dominio notable de todos sus elementos definidores. De hecho, la película es una del oeste de las de toda la vida. Y muy Peckinpah en la conceptualización de los personajes. También muy Eastwood. Crepuscular y homenajeadora de clasicazos como “Raíces profundas”. No ya solo porque se vean secuencias de ella en el metraje, sino porque Logan en sí siempre ha sido muy Shane.

La caligrafía de los personajes es otro de los fuertes. Descritos con el detalle y el cariño imprescindibles. Maravillosos en sus interacciones (qué secuencias las de Logan con Xavier). Siempre coherentes y consecuentes. Bien desarrollados, perfectamente actuados. 


Y todo empastando a la perfección con el resto de partes del universo XMen, tanto cinematográfico como del comic. Hay mucha metareferencia. Y, aun siendo rara avis, por sus propuestos formales y de fondo, por su tono, no interrumpe la continuidad ni argumental, ni de los protagonistas y secundarios (buenos y malos).

Al final, ha resultado que la última bala de adamantio que se guardaba el viejo Logan fue certera. Y el carismático personaje, al que Jackman le debe todo en su carrera, se nos va con honor, mientras suena “The man comes around” del no menos mítico (y atribulado) Johnny Cash. Sí, joder (sin perdón). Este puro va por ti, James Howlett.


NOTA: 9/10

TÍTULO ORIGINAL: Logan