miércoles, 7 de mayo de 2008

EN CARTEL: "Iron Man", cine palomitero sin pretensiones

No soy gran amante del comic. Me van más los tebeos. Lo cual no es óbice para que admire las novelas gráficas de Frank Miller o el erótico de Milo Manara, entre otros. Esto quizás me permite distanciarme lo suficiente para opinar, objetivamente, cuando se obra el paso de la viñeta a la gran pantalla. Por eso no me voy a enredar en las inexactitudes, cambios o “traiciones”, de las que mi buen amigo Enrique Montiel podría dar un lección magistral, como devoto que es del universo comic. Me voy a centrar en la película en si. Vayamos por partes.
En primer lugar, “Ironman” cuenta con un director sorpresa Jon Favreau. Tras verle como actor en varias comedias inanes, este tipo despuntó con “Elf”, film netamente navideño que dirigió en 2003 y que supuso un inesperado éxito de taquilla en USA. Sus claves, un fresco sentido del humor y su protagonista, un inspirado Will Ferrell. Tras esto vino “Zathura, una aventura espacial”, que recaudó lo suficiente como para hacerle inesperado candidato a dirigir “Ironman”.
Definitivamente, Favreau no es Bryan Singer, ni esta cinta se acerca ni de lejos a las extraordinarias dos primeras partes de “X-men” o a “Superman Returns”, pero es indudable que este cómico metido a modesto realizador da sopas con honda a otros fallidos adaptadores de comics, tipo Joel Schumacher, lo cual tampoco es difícil, dicho se a de paso.
Por otra parte, Robert Downey Jr., el protagonista absoluto de la función, concede al personaje de millonario caprichoso un punto canalla de lo más agradecido, aunque a veces lo tópico de los diálogos nos haga igualmente odiarle con ansia. En el platillo de lo bueno, agregar a Jeff Bridges, inusualmente contenido.
Por supuesto, hay que decir que el film es ingenuo, se hace largo, nos obliga a soportar la bobería de Gwyneth Paltrow y no aporta absolutamente nada al género, pero al menos es honesto en su pretensión de simple y llanamente entretener. Y cuenta además con los efectos especiales maestros de la ILM del amigo Lucas y los diseños de la armadura del superhéroe de ese mago que se llama Stan Winston.
Así pues, cinta palomitera sin exigencias que supone el primer producto de la división de cine de la editorial Marvel, que por fin se ha cansado de mirar como otros se llevaban la pasta a cambio de ridículas compensaciones por ceder sus golosos derechos.


by Harry Callahan