sábado, 21 de febrero de 2015

"EL FRANCOTIRADOR (American Sniper)": El perro pastor

“El francotirador” es una americanada, un panfleto proalistamiento para las huestes guerreras del tío Sam. Y la apología de un modo cobarde de luchar. Y, claro, una loa filofascista, justificadora de los desmanes imperialistas de los yanquis… Amigos, quien diga esto, o bien no ha visto la película, o está consumido, enfermizamente, por los prejuicios.


Y es que Eastwood, pese a enfrentarse a poner en imágenes la autobiografía del más letal francotirador de la reciente (y controvertida) Historia bélica de los EEUU, acomete esta tarea, eludiendo caer en el más obvio patrioterismo, e incluso en el más entendible patriotismo, y va directo a lo que realmente le interesa, contar la historia de un soldado y como la guerra le deja una huella difícil de borrar.

El filme, de hecho, no es un romance del héroe en el que se vitorean sus mortales records, cual si de un gladiador en circo romano se tratase. Todo lo contrario. El autor de “Cartas desde Iwo Jima” se cuida muy mucho, de cuestionar, continuamente, la ratio de la guerra, dando respuesta a ello, siempre, con la metafórica parábola del perro pastor, con la que casi principia el filme, definiendo prodigiosamente que tipo de personaje protagonizará la cinta.

Bradley Cooper, Clint Eastwood y el auténtico francotirador, Chris Kyle

La violencia como respuesta defensiva para evitar que el lobo te devore, y ello, pese a que esa violencia sea un fuego que quema, consume y, finalmente, aniquila. De esto va “El francotirador” y no de geopolítica o geoeconomía. De eso y de devolver la dignidad y la humanidad a quienes luchan por otros, incluso por los que creen que los lobos no existen.

Sentado esto, “American Sniper” es además una lección de cine. La que imparte un abuelo de ochenta y cuatro años que no tiene nada mejor que hacer que irse a Marruecos a rodar un filme bélico, con todos sus consustanciales elementos. Y digo una lección de cine porque la trinidad formada por el oscarizable guión de Jason Hall y la economía narrativa que Eastwood apoya en un montaje soberbio, dan como resultado su mejor película en años. Y es que nada hay superfluo. El arranque es un tiro que va certero al conflicto. Las escenas bélicas, las precisas para conformar la evolución psicológica y vital del protagonista, ajustadísimamente encarnado por Bradley Cooper. Y tiene instantes vibrantes, emotivos, terribles… Gracias maestro por otro peliculón, aunque no todos sepan o, mejor, no quieran verlo.


NOTA: 9/10

TÍTULO ORIGINAL: American Sniper