miércoles, 14 de noviembre de 2012

"SKYFALL": El dry Martini nº 23

 
Debe ser difícil hacer la película número veintitrés de una saga. Y tiene que serlo más aún si la franquicia está de redondo cumpleaños, cincuenta concretamente. Y debe ser más complicado todavía cuando eres un “autor” más que un artesano de la acción. Por eso, cuando al tipo que filmó “American Beauty” le dieron la cocktelera en la que meter nuevamente un buen puñado de tópicos para hacer que supiesen distintos, el objetivo sabiamente marcado no fue otro que idear un dry Martini con sello propio, aunque obviamente tuviera que ser agitado, no mezclado.
Y es que “Skyfall”, como buen nieto de un abuelo mediosiglista, se recrea en obsequiar un sinfín de autohomenajes al universo Bond. Tan es así que incluso hay un instante, muy surrealista, en el que resucitar el mítico Aston Martin DB5. Pero Mendes es capaz de trascender y dejar huella. De un lado, por obra y gracia de una muy oscarizable fotografía del mago Roger Deakins que convierte el filme en un todo un festín visual, con momentos tan ya imperecederos como las plastiquísimas escenas en el rascacielos de Shanhai o en el casino de Macao.
El otro gran arma de Mendes para ganar la mano es la dirección actoral de un casting casi perfecto que tiene momentos y diálogos tan notables como el primer encuentro de Craig con Bardem, o el de éste con “M”, que aunque un tanto Lecteriano, no deja por ello de evidenciar que la acción más vibrante bien puede esconderse en un tete a tete audazmente puesto en escena.
 

Sam Mendes junto a Judi Dench en el rodaje

 Lo que me lleva a habar, inexorablemente, de Javier Bardem. El verdadero gadget que “Q” entregó a Mendes para hacer trascender, definitivamente, el filme. Un gadget nada sofisticado, pero tan efectivo como la celebérrima Walther PPK. Un actorazo que se merienda a cualquiera que osa darle réplica. Un animal cinematográfico tan brutal como su propia fisonomía y capacidades de superarse en cada reto interpretativo, por muy tópico o convencional que pueda resultar (como es el caso: algo tan pedestre como hacer de villano en un Bond).
Así pues, chapó por todo ello a Mendes, que ha facturado a todo esto una cinta a todo esto tan brillante como entretenida, y que además insufla al mito y a los personajes a él cercanos, ciertos aires de trascendencia, de honduras psicológicas; y que, de paso, aprovecha para desvelarnos incluso detalles de unos orígenes y pasado traumáticos del propio 007, algo por otra parte muy de moda, muy Nolaniano. A ver que hace el que le toque reiniciar la franquicia en el punto de reboot en el que ha quedado. Alguien que, muy a propósito, se cuenta en los mentideros cinéfilos que podría ser el mismísimo aludido Christopher Nolan.
 
By Harry Callahan
 
NOTA: 8/10
 
TÍTULO ORIGINAL: "Skyfall"