sábado, 17 de diciembre de 2011

"MISSION IMPOSSIBLE: PROTOCOLO FANTASMA": Una franquicia de Tom Cruise

Si tuviese que definir "Mission: Impossible", diría que es una franquicia de Tom Cruise, con lo bueno y lo malo que ello implica. Lo bueno, que el celebérrimo actor, productor y alma mater de la saga, se ha preocupado con acierto de que cada título trate de conservar el concepto "montaña rusa", en cuanto a acción non stop, que garantiza un sano entretenimiento. En este sentido, hay que reconocer que Cruise ha sabido reconvertir la famosa serie de TV en un nuevo y más moderno James Bond, en el que el agente Ethan Hunt se enfrentará a supervillanos, armado de gadgets tecnológicos y, al final, salvará al mundo, lo cual no nos engañemos, siempre mola al público.



Lo malo es que el bueno de Tom, en su afán hipercontrolador, del que ya despotricó a gusto Brian de Palma tras dirigir la primera y mejor de las entregas, se afana por hacer filmes en los que su omnipresencia, tanto en pantalla como fuera de ella, hacen que las cintas terminen por ser, sobre todo lo demás, un vehículo egocéntrico de muy excesivo lucimiento personal. Así, todo lo que ocurre en Mission Impossible pasa por Cruise. Desde la elección de guionistas, directores, actores, etc... hasta la propia escritura del guión y puesta en escena del filme, en la que se reserva una presencia tan constante como narcisista, lo cual, no obstante, puede ser hasta fantástico si coincides con su perspectiva de entretenimiento y suspiras cada vez que luce torso, palmito y gesto, pese a las arrugas y los tacos cumplidos.


Este "Protocolo Fantasma", la cuarta producción de la franquicia, posee claro está estas características, buenas y malas. Así, pese a que el guión es el quizás menos lucido de todos, el realizador Brad Bird sabe sobreponerse a él y anudar un buen puñado de secuencias de acción que no defraudarán al público que busque pasar un rato netamente palomitero. En este sentido, el realizador de las animadas "Ratatouille" o "Los increibles", aprueba con nota su particular examen de hacer películas con personajes de carne y hueso. Él es quien ha sabido dimensionar este guión de un Bond rancio y más que mediocre, y convertirlo en un producto que pese a su previsibilidad y largo metraje, no aburre. 


Y es que, haciendo leña del árbol caido, el libreto parece sacado del viejo cajón de los proyectos olvidados, por acertadas razones, hace años. Es netamente ochentero. Nos propone un escenario actual de improbable guerra fría entre rusos y americanos; con la amenaza de una guerra nuclear de por medio, y delirios filoyankis reganianos tan recalcitrantes como hacer estallar, nada menos que el Kremlim. 


Así pues, la que ahora se estrena no es, claro está, la Mission Impossible de la serie. Tampoco tiene la coralidad, imaginación visual y giros de guión de la primera entrega. Ni juguetea con el espectador como lo hacía la dirigida por J.J. Abrams, que aquí solo pone pasta y ninguna idea. Es un título que, ante todo, acusa notablemente ser ya el número cuatro, con la reiteración de clichés y viejas fórmulas que va evidenciando la carencia de ideas. Sin embargo, en buena medida una inusual presencia de sentido del humor, la labor en los aspectos técnicos de dirección, además de una estupenda música de Michael Giacchino, la convierten en un honesto producto evasivo, afortunadamente alejado de la soporífera entrega de firmó John Woo, cuya innegable maestría fue devorada por el ego creativo de un Cruise siempre empeñado en autoelevarse a la categoría de mito del género de acción.

By Harry Callahan

NOTA: 7/10

ESCUCHA ESTA CRÍTICA EN PODCAST CON EXTRAS: https://dl.dropboxusercontent.com/u/224337446/misionimposible4critica2.mp3


TÍTULO ORIGINAL: Mission:Impossible-Ghost Protocol