domingo, 18 de enero de 2015

"CORAZONES DE ACERO": Los perros de la guerra

Me gustan las películas de aventuras de Howard Hawks. Esas en las que un grupo de profesionales afrontan el riesgo aferrándose a la camaradería y a los vínculos forjados por los golpes que les propina su modo de vida. También las de los dos Sam, Fuller y Peckinpah, herederas de éstas, pero más desmitificadoras y descreídas, amargas, envilecidas. A David Ayer le presumo de mi cuerda, pues su último trabajo nos devuelve a ese cine, en un género, el bélico, que, desde “Salvar al soldado Ryan”, no me había vuelto a llamar la atención.

Y es que “Corazones de acero” es la historia de un tanque, el Fury, y de los tíos que lo han convertido en mítico. Esos que, como se dice en la película, comenzaron matando nazis en África y ahora lo hacen en Alemania. En el tránsito, la guerra les ha curtido, adaptado a la supervivencia y degradado en lo humano, de un modo irreversible. Y el blindado es su hogar, su patria, y ese su mejor trabajo.

Los chicos del Fury

Con estos presupuestos, la película iba de camino a ser, además del mejor filme de su director y guionista, un clásico instantáneo, pero Hollywood tiene sus inconvenientes y la entrada en danza de una estrella como Brad Pitt, con más presencia que carisma, que además de cabeza de cartel, ejerce como productor ejecutivo, a punto ha estado de pifiarla. Así, las enmiendas de guión a su mayor gloria y protagonismo, privan en muchos momentos de la coherencia que necesitaba el filme (sobre todo en sus postrimerías), además de obsequiarnos con instantes irrisorios, como la escena del afeitado, más propia de una teleserie ibérica protagonizada por Mario Casas. De lo del club de la lucha en medio del rodaje, no hablaremos.

Momento descamisado

No obstante con todo, “Corazones de acero” resiste, como el Fury, y es poderosa, dantesca su descripción del infierno de la guerra en sus últimos estertores, y está filmada y montada con garra en lo tocante a escenas de acción, resueltas con un vigor y tensión envidiables. Agradezco además la decisión de describir la crueldad sin concesiones, como crimen impune de ambos bandos. Los actores, por último, están ajustadísimos, pese que, en ocasiones transitan por lugares comunes, particularmente Shia LaBeouf y Logan Lerman, de los que ojalá el marido de Angelina haya tomado buenos apuntes.

by @magnumcallahan

NOTA:8/10

TÍTULO ORIGINAL: Fury

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domingo, 11 de enero de 2015

"BIRDMAN": De hombre murciélago a hombre pájaro

A Hollywood le pirran los “comebacks”. Esos regresos de Lázaros a lo Travolta, redimidos del mortecino olvido del estreno directo a DVD, que devuelven el relumbrón perdido, añorado. Aquí además el juego que confunde realidad y ficción es redondo, pues hablamos de Michael Keaton, que bien conociera las mieles millonarias de ser una mega-star encarnando los Batman que facturase Tim Burton, años ha. En la era pre Nolan, que la hubo. Y por eso este tipo, salvo sorpresa a lo Mickey Rourke en “El Luchador”, se llevará a casa al tío oscar y le estará agradecido de por vida a Gonzalez Iñarritu al pasar a la Historia por ser el hombre pájaro y no sólo el hombre murciélago.

Y todo por hacer la “o” con un canuto. O mejor, pese a sus (muchas) limitaciones, esas de que ha adolecido siempre, por hacer su trabajo correctamente, el de ser actor y llevar con profesionalidad el peso de una película en la que es protagonista. Porque, no nos engañemos. Si hay algo que en la meca de los sueños gusta igual o más que un buen “comeback” es ver como un reloj estropeado es capaz de dar la hora dos veces al día. Ya sabéis, como hizo Stallone en “Copland”; o Jim Carrey en “El Show de Truman”; o Nicholas Cage en “Leaving Las Vegas”… 


Keaton y Birdman

Pero no confundamos churras con merinas. Incluso compañeros de función (ej. niñatas como Emma Stone) se lo comen por los pies en según que escenas. Aunque la propensión a lo histriónico y desfasado del papel, dan patente de corso y enmascaran incapacidades de emocionar, como debieran, en según que otros momentos. 

González Iñárritu y Birdman

Por lo demás, “Birdman” es un entretenimiento ingenioso, pretexto para hacer virguerías narrativo-estéticas con un falso único plano secuencia en el que el espectador se distrae buscando los cortes (unos más obvios que otros) y los efectos que los disimulan. El resto es meta cine y meta teatro, en esta cinta que transita entre “Noche de estreno” de Cassavetes y “¡Qué ruina de función!” de Bogdanovich; con toques conceptuales de “Sueños de un seductor” de Ross/Allen; y en la que hay lugar para chascarrillos con fecha de caducidad, lugares comunes, turismo por la tramoya del Broadway neoyorquino, vendettas contra la vil y siempre canalla crítica, las miserias y glorias de la farándula, y la desigual y azorada lucha entre el bien y el mal, entre el inmaculado arte y el ponzoñoso showbussines. 
Espero que al final no me haya quedado una crítica muy a lo Tabitha Dickinson


NOTA: 7/10

TÍTULO ORIGINAL: Birdman