miércoles, 6 de agosto de 2014

"FARGO (serie TV)": Deconstruyendo a los Coen

Revisitar los particulares universos de creadores únicos suele ser deporte de riesgo. Que se lo pregunten a Gus Van Sant, cuando se encaprichó en fusilar plano a plano al maestro Hitchcock y su "Psicosis". Aún le canean sin piedad y con justificada inquina en los mentideros críticos. Y, ojo, de aquella herejía van a cumplirse casi veinte años. 


Por eso, cada vez que el término remake se menta, es para el cinéfilo como la bicha. El What The Fuck está cantado y la escopeta cargada, rebosante de mala baba, presta a descerrajarse sobre quién ose perturbar la memoria de cualquier peliculón.



Así, cuando al bulo tuitero que generó incredulidad, siguió la confirmación por parte de FX de que "Fargo", el "Fargo" de los Coen, ese "Fargo", iba a convertirse en serie, nadie dio dos duros porque de aquella infeliz idea saliese algo medianamente comestible. Lo más bonito que se dijo fue lo de siempre en estos casos: que era innecesario.


Freeman y Thorton en "el momento" de la serie


¿Innecesario? ¿De verdad? Pero que prejuiciados podemos ser. Por fortuna, en ocasiones, la excepción confirma la regla y, mira por donde, ha resultado que la serie no sólo se ha convertido en un necesario, o mejor aún, imprescindible apéndice expansivo de la película, sino que ha superado a ésta en muchos aspectos. Antes de que me mandéis a Lorne Malvo a aplicarme un correctivo (que inmenso Billy Bob Thorton), os lo razono.

Evidentemente, una película no es una serie. Estamos de acuerdo. Noventa minutos no son quinientos. La economía narrativa es tirana con la primera. En la segunda, puedes regodearte en contar pelos y señales de todo lo que en el filme solo se esbozaba. Vale. Tocino, velocidad, churras, merinas, ser injusto al comparar, odiosamente. Sí, lo que queráis. Pero la experiencia, como espectador, es al fin y al cabo lo que cuenta. Y, en esos terrenos, la serie, como cantaría Silvio Rodriguez, no es perfecta más se acerca a lo que yo simplemente soñé.

Si preguntamos a Ferrán Adriá en que consiste deconstruir, te contestará con su atropellada dialéctica pero muy clarito que deconstruir es aislar los diversos ingredientes de un plato, y reconstruirlo de manera diferente, de tal modo que el aspecto sea distinto, mientras que el sabor permanece inalterado. Pues bien amigos, eso es Fargo, la serie, una fenomenal deconstrucción de la sui genéris obra que los Coen parieron en 1996.

Joel Coen y Frances McDormand en el rodaje de la película

Y es que la serie recoge todo ese imaginario esperpéntico, teñido estúpidamente de sangre y basado en hechos hipotéticamente reales, aisla sus esencias, potencia sus sabores, y los presenta emplatados con una propuesta audiovisual que va más allá del origen fílmico. 

Porque la cámara aquí se mueve mejor, con alambicadas secuencias, encadenados y composiciones de plano de pura filigrana. La música de Jeff Russo, además de homenajear con obviedad la de Carter Burwell, empasta y funciona en sincronía suiza con lo que ocurre en pantalla, dotando a la imagen de un poder insoslayable y maridando con ejemplaridad las labores de montaje. Buena prueba de lo más allá que audiovisualmente va la serie, son los prólogos de los capítulos y lo que en ellos se cuenta. Aperitivos pura delicatesen que abren el apetito voraz hasta del espectador más receloso a la revisión de sus tótems cinéfilos.

El gran crossover de la película y la serie

Llegados a este punto, conviene aclarar que argumentalmente, las dos propuestas divergen. Estamos en medio de la nada, nieve por todas partes, hay poli embarazada, jerseys horteras de cuello vuelto, está leñador gigante, el buey azul y, claro, efectos mariposa y azares que se vuelven bromas macabras; y violencia fortuita, atávica, descontrolada, en atónita espiral. Pero las historias son distintas, pobladas por personajes que son derivaciones, tributos o síntesis de la peculiar fauna que descubría la película. Ello propone además un curioso juego de quién es quién, o de qué es qué. De descubrimiento de crossovers y huevos de pascua, escondidos por doquier para guiñar el ojo, no solo a la cinta primigenia, sino al universo Coen, pues de hecho, no solo de “Fargo” vive la serie, sino que también los hace de “Sangre Fácil”, “El Hombre que nunca estuvo allí”, “No es país para viejos” o “Un tipo serio”.

¿Y si tú estás en lo cierto y los demás están equivocados?

Una serie que desata algo que solo esbozaba la película: el humor negrísimo, cruel, insano que apela a unos instintos tan bajos como los que se desnudan de un protagonista muy Walter White, por cierto, ahogado y pisoteado por un micromundo poblado por gente imbécil, prosaica, inaguantable, jode vidas, que merecen saber que tú estás en lo cierto y los demás equivocados.

Probablemente, la mejor película de Tim Burton no la dirigió él. Me refiero a “Pesadilla antes de Navidad”. Henry Selick consiguió en aquella lo que el showrunner y, acertadamente, único guionista, Noah Hawley, ha logrado en ésta. Tamizar el aluvión creativo de un genio, dos aquí, y sintetizarlo en lo que realmente merece ser contado, de la manera que merece ser contada, creando una obra inobjetable, sin excesos ni caprichos, perfecta en su concepción y desarrollo. Certerísima, como experiencia más allá de un filme que, a la postre, resulta que pedía a gritos más, mucho más.

Allison Tolman (ojo al escudo...)

Y es que, que menos podía esperarse de una serie en la que sus polis llevan, en el escudo, nada menos que al toro de Osborne.

By @magnumcallahan

NOTA: 9/10

ESCUCHA ESTA CRÍTICA EN PODCAST CON EXTRAS: https://dl.dropboxusercontent.com/u/224337446/FargoCriticaLasCriticasdeHarryCallahan.mp3
TÍTULO ORIGINAL: Fargo
TRAILER: http://www.sensacine.com/series/serie-11042/video-19538108/
WEB OFICIALhttp://vod.fxnetworks.com/watch/f7757753-c450-42f9-b0f9-9a617628fcfa
DATOS ADICIONALES: http://www.imdb.com/title/tt2802850/

martes, 5 de agosto de 2014

"EL PROTECTOR (Homefront)": Una del Oeste

Probablemente, Stallone sea el tipo más honesto y consecuente de cuantos pululan por esa cueva de ladrones que es Hollywood. De él se espera lo que da y no defrauda. Su carrera está construida a la sombra del héroe clásico, primo del John Wayne feo, fuerte y formal. Ese que, además, se emplea expeditivo cuando no queda otra salida, pero que en el fondo solo quiere ser un hombre tranquilo. Siempre me fascinó este discurso reivindicativo de la violencia como última ratio. Ese que muchos tachan de fascista y a mí me parece, por encima de otras trascendencias hipócritas, profundamente humano. 

Lo que digo se ve en “Acorralado”, “Rocky”, “Copland”, “Maximo Riesgo”, “Yo, El Halcón”... La filmografía de Stallone, en su esencia, y más en sus filmes más emblemáticos, es un puro western más o menos camuflado. En “El protector”, si cambiamos las motos por caballos, la gorra del prota por un sombrero y los 4x4 por carros, ahí está otra vez, la peli del oeste. Hasta tenemos caballos y la maestra a enamorar. Y está el forastero que huye de un pasado violento buscando empezar de nuevo, al que el destino se lo pondrá complicado. Y la puta alcohólica, y el sheriff, y el jovencito peligroso, haciendo gala del orgullo local, que dirían los Radio Futura. 


Y está, del mismo modo, ese tratamiento de la violencia que, aunque es en sí misma parte esencial del género (y, por tanto, zanahoria comercial), también es justificada y justificable, imprescindible. Aunque, aquí se añade el matiz que solo sabe poner el que fue héroe de mil duelos, el pistolero descreído, que sabe por viejo y por pistolero, y que bien conoce que cuando se aprieta el gatillo, el demonio de las armas puede arrasar en su vorágine todo y a todos, indiscriminadamente.

Por todo ello, también probablemente el amigo Sylvester se habría pirrado por tener quince o veinte años menos, dar el tipo y protagonizar esta cinta. A falta de pan, buenas son tortas, y como de lo que se trata es de repartirlas, llegado inexcusablemente el momento, que mejor que solo guionizar y producir pero poner al frente del asunto a su heredero natural. El depositario de las esencias del héroe ochentero que se resiste a la extinción. Me refiero a esa gozosa reliquia de lo que fue un día el cine palomitero de acción: Jason Statham.


Puede que “El Protector” sea una colección de tópicos, de lugares comunes, pero en eso consiste hacer una película de género, de las de antes, de las clásicas, de las de toda la vida. Y en eso ésta es modélica, en sus excesos y previsibilidades que el espectador hasta agradece. Entre otras cosas, porque aun siendo cine sencillo, no es simple. Y lo que hace, lo hace solventemente. Crea tensión, hay conflicto, la acción es contundente y los actores, todos están intachables, componiendo un casting además de peculiar en presencias, eficaz. Qué más se puede pedir en el actual país del cine que no es, precisamente, para viejos cowboys.


NOTA: 7/10

TÍTULO ORIGINAL: Homefront