martes, 5 de agosto de 2014

"EL PROTECTOR (Homefront)": Una del Oeste

Probablemente, Stallone sea el tipo más honesto y consecuente de cuantos pululan por esa cueva de ladrones que es Hollywood. De él se espera lo que da y no defrauda. Su carrera está construida a la sombra del héroe clásico, primo del John Wayne feo, fuerte y formal. Ese que, además, se emplea expeditivo cuando no queda otra salida, pero que en el fondo solo quiere ser un hombre tranquilo. Siempre me fascinó este discurso reivindicativo de la violencia como última ratio. Ese que muchos tachan de fascista y a mí me parece, por encima de otras trascendencias hipócritas, profundamente humano. 

Lo que digo se ve en “Acorralado”, “Rocky”, “Copland”, “Maximo Riesgo”, “Yo, El Halcón”... La filmografía de Stallone, en su esencia, y más en sus filmes más emblemáticos, es un puro western más o menos camuflado. En “El protector”, si cambiamos las motos por caballos, la gorra del prota por un sombrero y los 4x4 por carros, ahí está otra vez, la peli del oeste. Hasta tenemos caballos y la maestra a enamorar. Y está el forastero que huye de un pasado violento buscando empezar de nuevo, al que el destino se lo pondrá complicado. Y la puta alcohólica, y el sheriff, y el jovencito peligroso, haciendo gala del orgullo local, que dirían los Radio Futura. 


Y está, del mismo modo, ese tratamiento de la violencia que, aunque es en sí misma parte esencial del género (y, por tanto, zanahoria comercial), también es justificada y justificable, imprescindible. Aunque, aquí se añade el matiz que solo sabe poner el que fue héroe de mil duelos, el pistolero descreído, que sabe por viejo y por pistolero, y que bien conoce que cuando se aprieta el gatillo, el demonio de las armas puede arrasar en su vorágine todo y a todos, indiscriminadamente.

Por todo ello, también probablemente el amigo Sylvester se habría pirrado por tener quince o veinte años menos, dar el tipo y protagonizar esta cinta. A falta de pan, buenas son tortas, y como de lo que se trata es de repartirlas, llegado inexcusablemente el momento, que mejor que solo guionizar y producir pero poner al frente del asunto a su heredero natural. El depositario de las esencias del héroe ochentero que se resiste a la extinción. Me refiero a esa gozosa reliquia de lo que fue un día el cine palomitero de acción: Jason Statham.


Puede que “El Protector” sea una colección de tópicos, de lugares comunes, pero en eso consiste hacer una película de género, de las de antes, de las clásicas, de las de toda la vida. Y en eso ésta es modélica, en sus excesos y previsibilidades que el espectador hasta agradece. Entre otras cosas, porque aun siendo cine sencillo, no es simple. Y lo que hace, lo hace solventemente. Crea tensión, hay conflicto, la acción es contundente y los actores, todos están intachables, componiendo un casting además de peculiar en presencias, eficaz. Qué más se puede pedir en el actual país del cine que no es, precisamente, para viejos cowboys.


NOTA: 7/10

TÍTULO ORIGINAL: Homefront