martes, 15 de noviembre de 2016

"SULLY": Otra obra maestra de Eastwood

Sobre esto ya hemos hablado alguna vez. Sobre “el concepto”, que diría el Pazos de “Airbag”. Qué debe considerarse una obra maestra. Más allá de filmes multi-oscarizados, mitos clásicos unánimes y cintas en las que todo, absolutamente todo, es irreprochable. Estimo que una obra maestra es también aquella película que enseña, sencillamente, cómo hacer cine. Y, desde ese punto de vista, “Sully” es una obra maestra. Y lo es en dos aspectos, sobre todo.
El primero, en el apartado del guión. Resulta imposible sacar más jugo a una historia que es emotiva, sí, heróica, también, y digna de contarse, claro. Pero que tiene sus limitaciones y que da de sí, lo que da de sí. Es pues maestro el modo en que se estructura aquí la narración, mezclando ensueños, pesadillas y realidad. Saltando en el tiempo, mostrando diferentes puntos de vista, a la usanza de “Rashomon” de Kurosawa. E imbricando todo ello hasta confluir con naturalidad, perfecta comprensión y plena expectación en el momento en que se cuenta todo lo que realmente pasó. 
El otro elemento maestro es, como no, la dirección de Eastwood. Probablemente, el último de los grandes contadores de historias al modo del Hollywood más tradicional (y hoy abandonado), más artesanal. Un cineasta fordiano, que cede todo protagonismo, precisamente, a la historia. Que pone la cámara de modo invisible, sin machadas, sin alharacas, sin histrionismos, y que deja que el relato se cuente solo. Que persigue que la emoción surja sin adulterar. Un tipo que, a la manera de Woody Allen, apenas indica el camino a sus actores, pero en torno a los que crea el ambiente que solo un interprete/director es capaz para que naturalmente afloraren los personajes. Y que tiene un ojo, además, certerísimo para los casting.


En ese sentido, esta primera colaboración de Eastwood con Tom Hanks no puede ser más oportuna y exitosa. Nadie como éste, nuestro particular James Stewart, para encarnar al héroe de la calle. El que lo es a su pesar. Ese forjado por el deber y una profesionalidad muy a lo Howard Hawks. El que hace lo que tiene que hacer, cuando lo tiene que hacer. Ese que se enfrentará por ello a la ingratitud y la soledad. Ese héroe que estaba en “El francotirador” y en tantos otros filmes del autor de “Sin Perdón”
No sé los años y las películas que le quedan. Son ya ochenta y seis castañas que él pretende ocultar rodando bien, rápido y dando dinero en taquilla. Sin poner cortapisas a lo que le encargan. Sin pasarse de presupuestos. Pero llegará un día en que la ley natural o la aseguradoras, como le ocurriera a Billy Wilder… Bueno… Mientras tanto, aprovechemos el privilegio de ir a clase a la sala de cine, a que el profe Clint nos siga enseñando la asignatura de cómo se hace una película.


NOTA: 10/10

TÍTULO ORIGINAL: "Sully"


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